Cuando Ariel Rodríguez Palacios terminó la secundaria en los años 80 no sabía muy bien qué hacer. Le gustaba cocinar, pero eso no era visto como un oficio y menos aún como una profesión en una casa con padre médico y madre psiquiatra. Pero la vocación pudo más. Empezó a los 18 años a realizar una pasantía en el Hotel Plaza, con la perspectiva de que se dedicaría a la parte comercial del negocio, pero cuando vio la cocina no quiso salir más y dos años después, comprobada la vocación, el padre lo ayudó a financiar un viaje a Francia para estudiar cocina en la famosa academia gastronómica parisina Cordon Bleu. A los tres años volvíó al país con el título bajo el brazo, probó sin suerte poner un restaurante y una rotisería, y finalmente encontró su camino en la docencia. Con un socio y pocos pesos en el bolsillo fundaron en 1995 el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) orientado a formar profesionales gastronómicos, algo que casi no existía en el país. Hoy tienen casi 3.000 alumnos y factura unos 2,5 millones de pesos anuales en sus tres sedes de Capital, Martínez y Neuquén. Además, cerró un acuerdo con un instituto de Brasil que vino a buscarlo especialmente a Buenos Aires para desarrollar una academia de gastronomía en Brasilia a la que le trasladó el know how, los profesores y el diseño del programa de formación.
Un genio uno de los mejores cocineros Argentino y su libro esta genial no se la pierdan
El link
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